Escurridiza serpiente del tiempo...
A veces el tiempo se sucede tan veloz y gelatinoso que olvidas cuánto ha transcurrido, desde que te levantaste un lunes para comenzar una semana, y te ves ya pronto un viernes por la noche, entre amigos, escuchando buena música, tomando algo y contando las mil y una que se han sucedido... o te ves solo, frente al computador, en tu cuarto, demasiado cansado para hacer algo y demasiado insomne para tratar de olvidar todo en las sábanas dulces del sueño...
Y recuerdas. Y recuerdas años atrás, cuando eras más chico, cuando ibas cada día al liceo porque eso debías hacer, cuándo te juntabas con los compañeros y veían películas los fines de semana y hacían fiestas a las que nadie iba, sólo los mismos de siempre... cuando tenías tiempo suficiente para creer en sueños que paulatinamente, te vas dando cuenta que están más lejos de ser alcanzados... "En la ciudad de la furia"... Soda cantaba en la radio, y tú seguías el ritmo de la música, pero obviabas la letra: claro, eras un pendejo y éso que importaba, claro, la letra importaba pero... la música era más fuerte... ahora, miras para atrás y sonríes: la melodía es la raja, en especial unplugged, pero... la letra la rompe!
Y de a poco, con cosas triviales y otras no tanto, como la ropa que usas, la música que escuchas, los lugares que frecuentas, te vas percatando que han pasado unos cuántos años y ya no eres ése pendex que luchaba por todos sus ideales, que escuchaba buena música, pero no siempre entendía el mensaje, que tarareaba al oído de alguna señorita un tema lento para conquistarla -aunque fuera por un rato, un día, una noche- que se ufanaba de ser distinto al resto, pero que era uno más de la inmensa muralla de ladrillos, y que disfrazaba su cuarto de imágenes de aquellos a los cuales querías emular...
Y miras para atrás, y te das cuenta que ahora estás en un trabajo, con responsabilidades y compromisos, con una vida que no te pide, que te exige ser "ciudadano", y con menos tiempo para todos... pero aún sigues creyendo en tus sueños, sólo que con otros ojos, con una visión desde "más adulto" te guste o no, que tienes ésa barba odiosa y ésos kilos que no te proyectabas, que ya no te juntas tanto como antes a hacer nada con los compañeros y que el liceo, hoy es donde laboras y los compañeros, han pasado a ser amigos, parte de la familia...
Y comienzas a cerrar los ojos y a encontrar el sueño...
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